• En la literatura es la crítica alemana-Herder, Federico y Guillermo Schlegel, Grimm, etc.- la que inicia la
revolución del teatro e investiga los origenes del
Romancero; en tanto que poetas ingleses como Landor, Southey, Walter Scott, o alemanes como el mismo
Herder, y más tarde franceses como Victor Hugo utilizan temas legendarios españoles de 1835 en adelante. Es altamente significativo que fuese un
antiguo embajador inglés en España, John Hookham Frere, quien incitó a Angel de Saavedra durante el
destierro de éste en Malta a leer las gestas medievales, hecho del que resultó El moro expósito (1834), el
primer poema narrativo del romanticismo español.
• Francisco Martínez de la Rosa
• La gloria en cierto modo circunstancial de la nueva escuela en España corresponde a Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862). Es la figura típica de transición. Poeta, dramaturgo e historiador. Abarca casi todas las notas, temas y formas del neoclacisimo en liquidación. Cuando adopta el romanticismo toma de él los elementos externos, formales y retóricos. Por lo que le faltan el alma y la filosofía romántica de la vida.
• Toda su labor literaria, hasta que, perseguido por liberal, huye de España en 1823, era un producto típico del neoclacismo. En exilio en Paris, compone dos dramas históricos: Aben Humeya, sobre la rebelión de los moriscos en Alpujarras en tiempos de Felipe II, escrito en francés, y
representado en julio de 1830; y La conjuración de Venecia, inspirada en un episodio de la revuelta historia veneciana en el siglo XIV.
• Se caracterizan estos dos dramas por tener todos los componentes románticos y carecer, sin embargo de espíritu romántico y poético.
• Su romanticismo es, sobre todo en Aben
Humeya, teatral, escenográfico: conjurados árabes reunidos en una cueva oyendo la
invocación del alfaquí, cantos de Nochebuena
en una iglesia cristiana, incendio de la iglesia
por los rebeldes mientras suena el órgano y
cae la nieve.
• Más lograda y atrevida en sus innovaciones es La conjuración, publicada en Paris, en 1830. Se trata de una revuelta popular en Venecia una noche de carnaval; cita de los amantes Rugiero y Laura en un panteón; un padre que condena a muerte a su hijo en el momento de reconocerlo, después de haberle perdido desde niño. La prosa cuidada, pero no tiene otro atractivo que el haber sabido captar su autor en la figura de Rugiero los perfiles del héroe romántico: misterioso, valiente,
pesimista, huérfano, enamorado y triste, víctima
inocente de su destino trágico.
• Duque de Rivas, Angel de Saavedra
• Angel de Saavedra (1791-1865), pertenece a la misma generación que Martínez de la Rosa, es andaluz como él, de Córdoba. En cuanto al autor de Aben Humeya, es granadino. Sus vidas se desarrollan sobre el mismo
fondo histórico. Juventud liberal en política y neoclásica en formación literaria. Durante sus años de destierro se ponen en contacto con el romanticismo europeo.
Ambos son, después de su vuelta a España, figuras
importantes en la política moderada, en la diplomacia y en la vida académica. Cuando surge el grupo de
escritores nacidos ya en pleno romanticismo se retiran a gozar de su alta posición y escriben poco.
• A diferencia de Martínez de la Rosa, posee el duque de Rivas un genuino temperamento de artista. No llega nunca a identificarse por
entero con la sensibilidad romántica.
• En la juventud, siguiendo las tendencias neoclásicas, escribe cinco tragedias, varios
poemas narrativos y un número considerable
de composiciones varias, que publica con el
título de Poesías en en 1814 y 1820.
• Su conversión definitiva a la nueva estética se realiza bajo el influjo del inglés Hokham Frere, traductor del Poema del Cid, que le induce a leer a los poetas
españoles antiguos. De esta lectura resulta El moro
expósito, poema narrativo en doce cantos, en romance endecasílabo, que recrea, con muchos episodios
inventados, la gesta primitiva de los Infantes de Lara.
• A pesar de sus defectos, El moro expósito trajo un soplo renovador a la poesía del neoclasicismo
moribundo, e indicó el camino de retorno hacia la tradición siempre vivificante del Romancero.