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Claroscuros: el Mestizaje Cromático, Telúrico, y Racial en " Chambacú: Corral de Negros "

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Claroscuros: el Mestizaje Cromático, Telúrico, y Racial en "Chambacú: Corral de Negros"

Author(s): Lito E. Porto

Source: Afro-Hispanic Review, Vol. 19, No. 2 (FALL 2000), pp. 59-69

Published by: William Luis

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/23054439

Accessed: 08-02-2019 08:21 UTC

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(2)

y Racial en Chambacu: Corral de Negros

by Lito E. Porto

"Mas alia de los muros de Cartagena, refugio de cimarrones en la epoca colonial, esta la isla de Chambacu, frente a las fortificaciones del lago del Cabrero. Rodeada de cafios y manglares."

— Chambacu: corral de negros Acercarse a la novela de Manuel Zapata Olivella,

Chambacu: corral de negros, es acercarse a una plazuela desolada y endemoniada por un crepusculo latente, un crepusculo ambivalente. Lo tinico indiscutible en este ambiente es que la oscuridad domina, aunque ciertos personajes reconocen la existencia de una realidad distinta, luminosa. Por cierto, los rayos que logran penetrar la densidad de ese crepusculo llegan cansados, desilusionados, como si no tuvieran animo para iluminar. Con gran temura y delicadez los personajes mas sensibles de la novela recogen los rayos debiles— nutriendolos de sus propias reservas de claridad interna —asf magnific£ndolos hasta transformarlos en una fuente sustentante de fulgor y consuelo para Chambacu

entera.

/En que consiste, entonces, la ambivalencia de ese crepusculo? Pues, en que no sabemos si ese crepusculo se llama "Alba" o "Atardecer," "Amanecer" o

"Anochecer." Claro esta que se espera que esos rayos, aunque sean mfnimos, representen un nuevo dia, una nueva epoca por venir; aunque muchos son los agiieros

que indican que no es asf, que la oscuridad que ha

invadido con tanta eficacia se trata de un anochecer

malavenido, que no representa ningun descanso, sino una sola, amarga, frustracion de suefios efimeros, interrumpidos por luchas cuyas cicatrices permanecen. Es asf, entonces, que Chambacu: corral de negros, la novela tanto como el espacio fxsico que describe, rebosa de sombras, y se queda attfnita frente a cualquiera semejanza de luz. Sin duda, la oscuridad mas abarcadora de todas consiste en el elemento socio-temporal: la duration inconcebiblemente excesiva de la opresion y el resultante desespero social y espiritual. El narrador describe la condici6n de los habitantes de Chambacu

como "Esa noche larga y tenebrosa de cuatrocientos afios,"1 refiriendose, obviamente, a los efectos latentes

de la esclavitud en Colombia, (y, por extension, en tantas otras partes del mundo).

Dentro del espacio finito de Chambacu, isla poblada por los descendientes de esclavos cimarrones, Zapata Olivella induce tanto el combate como la armom'a entre

valores "opuestos," creando un efecto de claroscuro que es a veces calido y calmante, a veces temerario y explosivo. Aida Heredia, en su rico y evocador analisis de la simbologfa arquetfpica en Chambacu: corral de negros, expresa esta misma observation: "Chambacu: corral de negros presenta precisamente un caso de oposicion y coexistencia de elementos contrarios. Aunque lo negativo impera en la isla ... esta posee un aspecto positivo que se reconoce cada vez mas conforme se desenvuelven los hechos."2 Propongo que la amplitud y la aparente discordia respecto a los sujetos del presente analisis (luz fisica y espiritual/sombra fisica y espiritual, agua/tierra, razas y culturas distintas, etc.) reflejan la esencia del asunto fundamental—el mestizaje —dado que el mestizaje, como es manifestado cotidianamente, no respeta encajes precisos y va mucho mas alia de cualquier consideration tematica singular y exclusiva. El mestizaje, por definition, no se trata de un enfoque, sino de una especie de desenfoque que permite al ser humano armado de esperanza—existiendo en una sociedad polivalente—absorber un espectro mas vasto y, por consiguiente, actuar mas sensiblemente (de manera mas comprensiva) dentro de su ambiente.

Uno de los primeros de estos contrastes es presentado por el personaje de Inge, mujer sueca traida como esposa del joven chambaculero, Jose Raquel—borracho, mujeriego, y vicioso—de regreso de la guerra en Corea.3 Quizas sea por el hecho de que Inge es el personaje cuya vulnerabilidad y apertura espiritual le permite experimentar los cambios mas profundos que cualquier otro personaje en la novela que Uriel Ospina escribe:

(3)

"Posiblemente sea la unica concesion que a cierto sentimentalismo haya hecho Zapata Olivella en este libro."4 Por cierto, la llegada de Inge con Jose Raquel,

sobre todo al principio, desestabiliza a todos los

habitantes de la isla. No solo por lo inquietante que habia de ser para ella el ser la unica de piel blanca entre afro-colombianos, sino tambi6n por el hecho de que ella representaba un mundo tan diferente, un mundo que era totalmente opuesto al que existi'a en Chambacu. Es asx que Clotilde, cufiada y mejor amiga de Inge, contempla ese espacio, y la mirada fordnea, europea, de Inge:

El ojo de Inge. Crei'a que a ella debfa en gran parte su desazon. Hubiera querido estar metido en su pupila. Mirar su propio mundo desde ese ingulo europeo. Las costumbres rusticas. La lucha por salir de la barbarie. La mente cargada de supersticiones. Esa noche larga y tenebrosa de cuatrocientos anos. La vieja Africa transportada en los hombros de sus antepasados. Mas dolorosa si la separaba de la civilizacion solo un cano de aguas sucias. Y ahora esa civilizaci6n entraba a compartir su miseria. Inge. Lo desnudaba con sus ojos azules, con su olfato, con su palabra. Frente a ella hasta senti'a que la piel se le arrugaba para cerrarle el paso a su mirada exploradora. Las axilas se anegaban en sudores acres. Le mortificaba entonces el perfume de ella. Habria querido que todos los miasmas de Chambacu lo sepultaran. (159-160)

Temporalmente, entonces, Inge parece ser el aroma de otro jardi'n y la luz de otro cielo. Inge es considerada tan foranea y distinta por los chambaculeros—tan distante de esa oscuridad en que viven—que a un punto el narrador la pinta como un ser aparentemente carente de sombra: "El calor era la luz. Enceguecfa. Llenaba los resquicios de los poros. La sangre sofocante. La piel tostada transpiraba sal. A las doce del dfa, Inge buscaba inutilmente su propia sombra. Se le escondio bajo los pies" (182).

Es de suma importancia recordar que a medida que Inge comience a representar la faz positiva de lo foraneo para los chambaculeros—la claridad, el desarrollo, la tolerancia—ella comienza a reconocer en si misma una cierta pobreza y sub-desarrollo de su propia alma. Hacia el final de la novela se encuentra mas unida a ese nuevo mundo que a su mundo de origen. Por eso es que Inge reclama de tal manera a su marido, cuyas traiciones penetraban no solamente el espacio amoroso de la pareja, sino tambi6n el espacio politico, social (de la comunidad), y racial:

Aqui en Chambacu he conocido lo que nunca tuve. Amor. En mi pais jamas supe que existfan otras condiciones de vida que son una afrenta a la dignidad humana. Ahora no podria vivir sin el calor de los pobres. [...] Luchar por ello no solo ha llenado mi soledad, sino que ha dado sentido a mi existencia. (216)

En un espacio paralelo a la existencia de Inge se encuentra la Virgen de la Candelaria.5 Si bien se podrfa decir que Inge es fuente de un extraflo tipo de luz fria que depende de un calor externo, la Virgen de la Candelaria demuestra una dinamica parecida, aunque en el espacio sagrado, incorporeo. Anal6gicamente, asi como Inge combati'a contra la oscuridad en su nueva comunidad de Chambacu, ensefiando a leer a los adultos, ofreciendo verdadera amistad a los que la accptaban, la Virgen de la Candelaria era la fuerza espiritual que ayudaba a combatir las sombras, la oscuridad, siempre rodeada de las velitas debiles y vulnerables, encendidas y protegidas

por los creyentes. Sin embargo, ambas entidades

radiantes dependen de la energia calida y oscura emitida por los mismos chambaculeros. Por ejemplo, se podrfa decir que Inge es iluminada por el afecto ofrecido por su suegra, la Cotena. El narrador describe esta escena clave de la apertura emocional y psfquica de Inge de tal

manera:

Desde el lecho, Inge observaba los movimientos de su suegra. Dejo la vela en un rincon. Luego, sonriente, se sento en el borde de la cama. Introdujo su mano en el toldo y aprisiono la suya. Ancha, ruda, y sin embargo, acariciaba suavemente. No conocfa otra mano

femenina igual. La piel negra, mohosa, arrugada entre las eses de las arterias. Agradecida, se reclino sobre ella y la beso. La mano se conmovio sensiblcmente, los dedos callosos perdieron su dureza y le acariciaron la frente. Palparon una lagrima. (Ill)

Habiendo "dejado la vela en un rincon", en plena oscuridad nocturna, las cariflosas manos de "piel negra, mohosa, arrugada" encienden el corazon de Inge—un corazon que, por ser tan carente de amor, era aun mas oscuro que la noche o la piel de la Cotena.

La Cotena, entonces, no solo transforma a Inge, sino tambien a la Virgen de la Candelaria. Es ella la que mas tiempo pasa enfrente de la imagen de la Virgen— noches enteras defendiendose de la oscuridad—igual porque son mas amargos sus pesares. En una de tantas noches, acercandose a esa chozita debilmente iluminada

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por dentro, Maximo duda si entrar o no a la casa de su

madre. Relata el narrador:

Su madre no dormfa. La adivinaba sentada en la

mecedora de bejuco. No. Estaria arrodillada ante la imagen de palo de la Virgen de la Candelaria. Acudfa a su protecci6n cuando los hijos, fuera de casa,

afrontaban algun peligro. Y ahora los cuatro varones estaban amenazados de ser atraillados a la guerra. (37) Es interesante notar que, dentro del ambito

chambaculero, la luz blanca, transparente, sera

pigmentada de una manera u otra. Asf como Inge se va oscureciendo con el sol tropical que no perdona, por un acto de gran fuerza po6tica, la Cotena sosiega la brillantez de la Virgen, aplicandole holh'n, el desperdicio de la misma luz que nutre a la Virgen-—como si el hecho de sofocar un poquito el resplandor de su imagen la hiciera mas conforme, mas compatible, con la desdicha de Chambacii. Quizas sin esta transferencia y absorcion de pigmento, de lo oscuro que emite el fuego, no tendrfa la Virgen de la Candelaria la clave para entrar a las almas de los chambaculeros.6 El narrador describe el ambiente oratorio de la Cotena—tan lieno de

claroscuros—en que le ruega a la Virgen la salvation de todos sus hijos, peleoneros y revolucionarios, viciosos y contrabandistas:

La suplica entre los cabos de velas encendidas. Sus manos sin temblores, pese a las arrugas, acariciaban la cara tiznada de la imagen de madera. Le asentaba el hollin sobre su rostro para hacerla mas morena, mas

misericordiosa. La habfa heredado de su madre.

Chambacu conocia sus milagros. (67- 68)

Si, "Chambacu conoci'a sus milagros," pero tambien conoci'a los otros recuerdos, los pesados inslantes en que

la Virgen no habia correspondido. Igual y en esos

momentos estaba dormida, igual y no le habian puesto suficientes velas, igual y no queria nada que ver con esa poblacion tan desesperada. La mis amarga de todas era la realidad de la muerte del esposo de la Cotena, muerte causada por un patetico espolazo de gallo. Aunque era

"el unico resentimiento contra ella" (68), era un

resentimiento constante, cuya llaga no sanaba. Se podria decir incluso que era una llaga que seguia empeorandose, infectandose mas y mas con cada lfo de cada hijo; recuerdos enfaticos de la ausencia de un padre.

Inge tambien tenia sus tachas—momentos en que trataba de olvidar ese orbe nefasto. A veces ella tambien

daba la espalda a la podredumbre biologica, espiritual, y social de esa miserable, fangosa islita. A veces, por instantes, ella se preguntaba por que habfa llegado a esa tierra ajena, a contaminarse de los graves problemas de su nueva familia:

Era la misma ventana. Por ese estrecho hueco miro la

isla la primera vez. Dos anos. Una noche apenas. Los ojos se abnan de nuevo sorprendidos. Los ranchos

sobrenadando en el lodazal. La tropilla de los cerdos de Rudesinda alimentandose con excrementos humanos.

Esos ninos. Surg fan de las aguas empozadas, gnomos de ocultos socavones. [...] Inge se toco el vientre. No habia tenido un hijo que le atara. [...] Las maletas en el rincon. Siempre cerradas, ansiosas de viajar. [...] Las pistadas distantes de un transatlantico. Seria facil cruzar el puente de la isla. Se encerrana en el camarote para no mirar a Cartagena. A Chambacu, ahogado por la ciudad de piedra. En la noche saldn'a a respirar el mar abierto. (164-165)

Vemos entonces que la Virgen de la Candelaria e Inge no eran sencillos simbolos de iluminacion y claridad, no eran perfectamente inquebrantables. No; tenfan sus momentos de oscuridad, de desden y reniego, eran entidades claroscuras. Y es precisamente ese mestizaje

cromdtico—representacion de un mestizaje mas

profundo—el que permite que Inge y la Virgen penetren dentro de las almas, de las vidas de los chambaculeros: Zapata Olivella esta muy consciente de la debilidad de

los valores absolutos. Sabe muy bien que en la

oscuridad absoluta, como en la luminosidad absoluta, todos somos ciegos, y que una de las consecuencias inescapables de la luz es la sombra.

Hasta aqui se han sefialado las dos protagonistas principales de la luz, demostrando como ellas fueron mestizadas—asi fuera superficialmente por el sol (que dejo a Inge "tostada"), el holh'n (que hacia la Virgen "mas morena, mas misericordiosa"), el desespero (que hacia que Inge dejara de brillar en Chambacu, y que empezara a contemplar su propio eclipse/ida), o la fe de la Cotena (que dejaba a la Virgen como la responsable de la muerte de su marido). Pero con todo y este

mestizaje de Inge y la Virgen, ambas siguen

representando principalmente a la luz; pues al final de cuentas Inge se queda en Chambacu, simbolo de

integracion racial y dedicacion a las causas de los

chambaculeros, y las suplicas siguen siendo dirigidas a la Virgen de la Candelaria.

Se precisa ahora dirigir la vista hacia esos elementos

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que son fuentes de sombras y tinieblas, con la intention

de descubrir los valores—algunos obvios, otros

imprevistos—que podrian representar.

Desde un principio las sombras en Chambacu: corral de negros parecen ambivalentes: la oscuridad puede albergar tanto el bien como el mal, tanto la destruction como la esperanza. En uSrminos generales, Chambacu en su totalidad es un espacio oscuro—lleno de sombras —lo cual es, para sus habitantes, maldicion y

bendicion. Por ejemplo, para Maximo—hijo

revolutionary de la Cotena—el hecho de estar en

Chambacu significa la posibilidad de desaperecer dentro de esa noche perpetua, de hacerse casi invisible frente al Capitin Quir6s que lo esta buscando con sus tropas (aunque termina ganando el Capitan): "Un hombre, un desconocido que desafiaba a su ejercito. Le irritaba ese enemigo que lo venci'a desde la sombra" (42). Y como respuesta al misterio, el oficial "Sardinilla" se

interpone: "Debe vivir en Chambacu. Anoche desapareci6 en los manglares de la orilla sin que pudieramos dar con 61" (42). Es entonces que el Capitan Quir6s empieza a fantasear ... /.cual sera el arma mas eficaz que se pueda emplear contra esa maldita isla umbrosa? ^Como se podria dar con su fugitivo? ^Como se podria ver todo eso que se oculta dentro de las grietas humedas de Chambacu? Pues, obviamente, con luz; con la luz mas destructiva: el fuego.

El Capitan contuvo la respiraci<5n. Chambacu. Su p>ensamiento se polarizaba en esa palabra. Gusto le habria dado prender la mecha a uno de sus ranchos de carton y paja. La brisa del mar. Media hora despues, la isla toda arderia. Los negros sorprendidos, saltarfan chamuscados a los canos. El resplandor del incendio ya se asomaba a su cara mestiza. La boca aflautada con la expresi6n de zorro acorralado. [...] "Incendiare a Chambacu." Hermosa quema para mirarla desde lo alto de las murallas. Diez mil casuchas apretadas, todas de paja y papel, rociadas de querosene y coronadas de fuego. (42-43)

Notemos que aqui el Capitan fantasea con hacer un ofrecimiento de luz a Chambacu, con iluminar esa noche perpetua. Pero el tipo de luz con que suefia, y el

metodo de su aplicacion, es el tipo puramente

destructivo, omnianiquilador.

Se precisa tambidn subrayar la inversion de elementos y la contamination de esencias opuestas dentro de las figuras del Capitan Quirds y la Virgen de la Candelaria. En cuanto al Capitin Quir6s, tenemos el simbolo de

una fuerza que siempre ha sido asociada con la misma opresion que ha mantenido a Chambacu en las tinieblas por cuatrocientos afios—el brazo fuerte de un estado opresor. Este sfmbolo de continua oscuridad y opresi6n ahora suefia con infligir a ese pueblo con lo contrario de las tinieblas: la iluminacion fugaz de una llamarada.

Analogicamente, aunque de una manera invertida, a la Virgen de la Candelaria—sfmbolo de resplandor y claridad—se le pide que proteja a Crfspulo con una manta negra. Era la noche en que Crfspulo regresaba de pelear los gallos en Barranquilla y no sabfa que la armada andaba buscando reclutas en Chambacu. Mientras tanto su madre, la Cotena, le rezaba a la Virgen:

—jVirgencita, te lo agradezco! [...]

El callejon alumbrado a trechos. Los quebrados rayos de luz se filtraban por las rendijas de las paredes ... El perro adelantaba el saludo a su amo con aullido ardoroso. Clotilde crefa penetrar la oscuridad. Su hermano estaria cruzando el puente cargado con sus gallos finos. La Cotena silabeaba el ruego:

—Te pido que no dejes que lo atrapen. Hazlo

desaparecer a los ojos de los polici'as. Envuelvelo en una sombra negra. (73)

En otra escena, la Cotena, sola, ve al sol como una estrella dcbil, moribunda; y concluye que dentro de su propio ser yace un ardor mas alumbrador que el mismo sol: "Rojos y plomizos. Los resplandores cafan sobre

los techos de zinc. La Cotena se entretenfa con ese sol

mortecino. [...] En tardes como esta, la vista se le tornaba luminosa y penetrante solo al asomarse a sus propias interioridades" (156).

Es tambien luminoso el sentido de bienestar que absorben las mujeres de ese islote al ver o escuchar a sus hombres negros caminar. Relata el narrador: "Chambacu, sin sus hombres, se ensombrecfa bajo el sol" (55). Luego continua:

El aullido de "Mauretania" [el perro de Crispulo] pretendia desgarrar el muro de sombras de la soledad. Por los callejones se crei'a oi'r pisadas fuertes: el marido que marchaba a la pesca o el hijo volviendo del trabajo. Aunque sabfan que se enganaban, las mujeres se asomaban a las ventanas para comprobar la fuga de los pasos. (67)

El hecho de que los hombres negros son los verdaderos AFRO-HISPANIC REVIEW FALL 2000

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manantiales de claridad en el pueblo, aun mas eficaces que el mismo sol, es otro ejemplo de como Zapata Olivella construye sistemas invertidos—y no

sencillamente invertidos, sino tambicn mestizados. Es decir: el hecho de que el negro sea fuente de claridad implica una asociaci6n esencial entre oscuridad (sombra de soledad) y claridad (luz de alegria).

Esta dialdctica de luz y sombra encuentra una analogfa que consiste en los valores no solo invertidos, sino tambicn interpenetrados, de agua y tierra. Aunque comparto la propuesta de la tesis principal de Heredia, quizas su concepto de la mono Valencia del agua en Chambacu: corral de negros deberia de ser

reconsiderado.7 Heredia no atribuye ningun rasgo positivo al agua, vi6ndola en cambio como un medio que simboliza puramente la destruction y enajenacion para los chambaculeros:

De hecho, la tradicion simbolica del agua como principio de vida aparece invertida en la novela. En Chambacu el agua tiene poder destructor; la lluvia persistente arruina sus viviendas e inunda los caminos, entorpeciendo el desenvolvimiento de la vida

cotidiana. El mar es tambien enemigo de los hijos de Chambacu, segun se observa cuando la marea sube hasta las casas como queriendo raer toda potencia vital en la isla. Se percibe el agua ademas como si'mbolo divisorio entre los negros y el resto de la poblacion colombiana, adscribiendo a los primeros a un espacio denigrante y corrompido."

En cambio, el espacio subacuatico si demuestra la misma complejidad que los otros medios en la novela. Es el agua la que ofrece la unica proteina a los

chambaculeros—aunque sea a veces en forma de almejas podridas, el narrador afirma que tambien "abundaba la pesca de macabi'es en el puente" (111). Mas aun, es el espacio subacuatico el que ofrece la unica libertad de movimiento, distinto a la danza telurica del beriberi. En el agua, los chambaculeros desconocen la gravedad ffsica, social y espiritual que debilita los huesos aun de los jovenes. Es por eso que, al mirar a sus hombres refugiarse en el agua de los disparos del Capitan Quiros,

las mujeres pudieron reirse: pues sabi'an que sus

hombres habfan entrado a su dominio.

Bien conoci'an ellas la habilidad de sus hombres bajo el agua. En mitad del cafio, muchas brazas mas abajo,

resollo momentaneamente una nariz. Las balas

agujerearon el borbollon sin que la sangre esperada

asomara a la superficie. Las burlas. Por entre las rafces del manglar se ofa el golpe seco del agua. El Capitan desistio de la persecucion y se acerco a los que terrian apercollados. (50)

De hecho, en el episodio en que Zapata Olivella introduce la cuestion de la disputa bi-maternal de Jose Raquel, encontramos una referenda a la comodidad y agilidad que este ultimo senti'a en el agua, desde el principio:

[Jose Raquel] Aceptaba la maternidad de la tfa. Pero el sobrino dio muestras desde pequeho de haber nacido para nadar en dos aguas. En cuanto pudo gatear, se las arreglo para cruzar del rancho de la tfa al de la madre, separados por un callejon angosto. Cuando llovia, el agua se encanonaba por el. Una mafiana, al tratar de cruzarlo bajo un aguacero, fue arrastrado por la corriente. (53; £nfasis rru'o)

Es muy sugestivo esto de "haber nacido para nadar en dos aguas," pues se podria interpretar de varias maneras. Primero, el hecho de que se haya discutido la maternidad implica que "las dos aguas" se refieren a los dos uteros: la de la Cotena y la de Petronila. De tal manera, la confusion uterina podri'a simbolizar la confusion de ori'genes y culturas en America—el mestizaje genetico y cultural. Efectivamente, es una metafora muy poderosa que presenta Zapata Olivella: un beb6, gateando de un utero al otro, cruzando un "callejon angosto," hasta el dia en que "fue arrastrado por la corriente" en pleno callejon. El hecho de ser "arrastrado por la corriente," entre los dos uteros, las "dos aguas," podria aludir a la confusion (efectivamente fatal) producida en Jose Raquel por la ruptura entre su origen cultural—Africa—y su origen natalicio—America. Visto de otra manera, (quizas en un contexto mas inmediato), las "dos aguas" podrian simbolizar los dos mundos, en oposicion directa, en que se mueve Jose Raquel: el mundo de Chambacu (los oprimidos) y el mundo del estado y la armada (los opresores). Y como cuando era un bebe, el adulto Jose Raquel gatea torpemente entre uno y otro mundo, causando un daflo tremendo hacia 61 mismo, su familia, su gente, y su pueblo. Gatea porque no puede caminar—enviciado, borracho, ignorante y furioso —hasta el di'a en que le arrastra la corriente de sus errores acumulados: hasta el dia en que, queriendo pero sin querer, mata a su propio hermano, Maximo, en la ultima escena de la novela (230-231).

£Y que tiene el agua que la hace el supuesto dominio AFRO-HISPANIC REVIEW FALL 2000

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de los chambaculeros? (Ademas de la realidad ffsica de vivir en un islote). Precisamente el hecho de que, mitol6gicamente, lo acuatico y lo oscuro siempre se han asociado con los inicios, con fuerzas elementales, con los origenes. Respecto a la simbologfa acuatica, Mircea Eliade explica que el tremendo poder de este sfmbolo reside en la ambivalencia absoluta de su

esencia, en su capacidad de representar simultaneamente origen y fin:

The waters symbolize the universal sum of virtualities; they are fons et origo, "spring and origin," the reservoir of all the possibilities of existence; they precede every form and support every creation. One of the paradigmatic images of creation is the island that suddenly manifests itself in the midst of the waves. On the other hand, immersion in water signifies

regression to the preformal, reincorporation into the undifferentiated mode of pre-existence. Emersion repeats the cosmogonic act of formal manifestation; immersion is equivalent to a dissolution of forms. This is why the symbolism of the waters implies both death and rebirth.'

Lo problematico en el caso de los chambaculeros es que las formas que han sido disueltas son las trazas de las fuerzas originales de sus culturas africanas—la integridad de un pasado mas coherente. Se trata de una disolucion interna y externa, propia y aplicada, causada tanto por los mismos representantes actuales de esas culturas—

producto de la supuesta incompatibilidad de sus

cosmologfas con las cosmologias y la infraestructura social eurocentrica—como por la continuada influencia enajenadora de la esclavitud y colonizacion. Visto de esta manera, se podrfa leer el hecho de que Chambacu sea un islote, (es decir, una pequefla acumulacion de tierra completamente rodeada de agua), como una observacion fatalista: donde sea que miren los chambaculeros, no miraran nada mis que la imagen de su disolucidn. Las palabras de Eliade ofrecen una afinidad sorprendente a la congoja chambaculera: "[The waters] are incapable of transcending their own mode of being, incapable, that is, of manifesting themselves in forms. The waters cannot pass beyond the condition of the virtual, of germs and latencies. Everything that is form manifests itself above the waters, by detaching

itself from the waters."10 Es precisamente esta angustia de ser sumergido—de existir en un estado virtual, germinal, y latente—lo que expresa Maximo en un di&logo con Inge:

Vejados por la miseria, ni siquiera los instintos pueden

realizarse normalmente. Pero no s61o somos un saco de

apetitos contenidos. Nuestra cultura ancestral tambien esta ahogada. Se expresa en formulas magicas. Supersticiones. Desde hace cuatrocientos anos se nos ha prohibido decir "esto es mfo." Nos expresamos en un idioma ajeno. Nuestros sentimientos no encuentran todavfa las palabras exactas para afirmarse. (188; enfasis mio)

Es asf que el agua surge como un paralelo a la oscuridad y mantiene cierta heterogeneidad en la simbologfa de Chambacu: corral de negros; es tanto el dominio de refugio, salvacion, orfgenes y sobrevivencia como el si'mbolo de incomunicabilidad, de la incompatibilidad entre lo ancestral y lo americano, del caos original.

Pero si bien se acepta que, generalmente, el agua representa un elemento plenamente ambivalente en Chambacu: corral de negros, la tierra, en cambio, tiene un valor principalmente negativo.11 Para poder entender la simbologfa de la tierra en la novela, hay que sefialar primero la analogia directa que crea el autor entre los chambaculeros y los gallos de pelea.12 Son muchas las

referencias a los gallos como chambaculeros, y

viceversa. Por ejemplo, en la escena en que Crispulo esta cortando la cresta de un gallo joven, el narrador comenta: "La sangre le recordaba sus peores momentos

en el ring. A cada tijeretazo, el polio cantaba y

picoteaba los pedazos de su propia cresta. Gallero y animal se entendfan. Aceptaban las mutilaciones como un ritual includible" (181). En otra escena, Clotilde y Petronila estan pensando en la llegada de Crispulo, y si vendra exitoso o no. Como respuesta a esa esperanza,

dice Clotilde: "jQue va, ti'a! Esos gallos siempre

pierden. Se acalambran. Chambacu es tierra de muerte"

(55). Y aun en otra escena, Crispulo y su sobrino

Dominguito (que tambidn empieza a pelear gallos) estan hablando a voz baja en la casucha, una noche que el tfo habia regresado de pelear sus gallos:

—[...] Di'game: £gano el camagtley? —Lo mataron.

—^Lo mataron, tio? —Si, al gallino tambidn.

—jPobre gallino, pero lo mataron. Se encalambro. —Ya le han dicho que Chambacu no es buena tierra para cuidar gallos.

—Esta tierra no es buena para nada. jPara enterrar vivos! (126)

Vcmos entonces que la tierra de Chambacu simboliza no solamente la muerte, sino la muerte prematura, el fin de

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vidas nunca vividas. Ademas, mientras los hombres que hufan del CapiUin encontraban salvaci6n en las aguas del mar, la tierra se converu'a en un medio capaz de ahogar a sus parasitos infelices. Refiriendosc a Maximo y a su familia, el narrador comenta: "No habfa posibilidad de liberation para ellos mientras naufragaban en el hambre de toda Chambacu. Y Chambacu era el eslabon de una

vieja cadena de padecimientos" (159; 6nfasis mio). En Chambacu: corral de negros, entonces, la tierra simboliza la muerte precisamente porque es un corral, es un espacio delimitado (permitido) por las fuerzas sociales y polfticas opresoras. No es una aldea desarrollada orginicamente. Es un espacio constringente para mantener a un pueblo en una situacion de debilidad y explotacidn, igual que el ganadero que mantiene sus vacas en un redil para hacer mas eficaz el proceso de extraer la leche. Como le dice Maximo a su madre:

Solo nos dejan el derecho de tener hijos como las bestias, pero nada mis. Ni casa, ni escuela, ni trabajo. Estamos condenados a dispersarnos, a no saber nunca donde moriremos. Esta tierra que pisamos no es nuestra. Manana nos echaran de aqui aunque todos sepan que la hemos calzado con sudor y mangle. (158) Es precisamente esta carencia de valor dialectico respecto al sfmbolo de la tierra en Chambacu: corral de negros la que seflala de manera m^s aguda la injusticia social

causada a los chambaculeros. La conti'nua

extralimitacidn de parte de la sociedad dominante no permite que los habitantes de Chambacu tengan una tierra capaz de soportar una simbologia heterogenea. Efectivamente, entonces, Chambacu es forzada a ser "tierra de muerte."

Ademas, si se acepta como uno de los procesos biologicos mas basicos e irreprimibles el alejarse de la indistincion y simultaneamente acercarse a un estado de mayor especialidad y distincion, entonces el gran valor esencial de dicha heterogeneidad o "contrastes" empieza a manifestarse, puesto que toda definicion esta basada en comparaciones relativas entre contrastes. Desde luego, el concepto de similitud—paradojicamente—tambien depende de la presencia de contrastes. Pero es imperativo reconocer que el valor no yace en los contrastes mismos, sino en la posibilidad de que dichos contrastes coexistan, y que esta coexistencia, esta proximidad, sea fuente generadora de nuevas formas vitales, siempre mas robustas. Es precisamente esto lo que propongo como una interpretacidn de la fecunda idea de un "mestizaje

positivo," un mestizaje que aporta un respeto por diferencias en comun. Partiendo de la obra crftica de Elizabeth Southerland,13 Richard L. Jackson explica unas diferencias entre el mestizaje positivo y el mestizaje negativo:

... even in mestizo societies black writing can be fully black and universal too, but we have to recognize the distinction between what has been called mestizaje positivo and mestizaje negativo since, as we shall see,

black writers in Latin America insist on this

distinction. Quite simply, the first means a blending

of cultures in which there is equal respect for both. The

second means that a minority culture is absorbed as an inferior culture.14

En otra obra, Jackson expone cierta traba que resulta de tal mestizaje positivo:

Black writers in Latin America realize that the process of ethnic and cultural fusion has depleted their ranks. They believe, nevertheless, that despite racist obstacles the atmosphere created by the process allows for the development of a negritude as a justification of blackness but within the context of the mixed composition of the Latin-American nations. It is upon this integrative and conciliatory concept of

negritude that we must build when we discuss negritude

and the black experience in Latin America.15

Es importante afiadir aquf que dicho mestizaje positivo es solamente un nombre, dos palabras que se le dan a un proceso, a una manera de existir dentro del flujo socio psi'quico que permite mayor interaccion entre los componentes de la riqueza y complejidad que es "vida." Se reconoce tambien que dicho argumento en favor de un mestizaje positivo esta basado en una valoracion favorecida de la interacci(5n como requisite esencial para una mayor comunicacion entre humanos.

Es una paradoja fascinante que—contrario al concepto fundamentalmente positivo de Zapata Olivella tocante a la hibridez cultural y racial16—el mestizo principal de la novela, el Capitan Quiros, es esencialmente un hombre que esta en guerra consigo mismo. Es un hombre verdaderamente hendido, sin unidad alguna entre las distintas razas que se unieron para formarle. En cierto sentido, su exterior de mestizo, mas que ignorado, es completamente anulado por su interior que va en busca de absolutos, un interior adoctrinado por las tendencias racistas y explotadoras del estado y la sociedad poderosa.

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Exhibe lo que se podria llamar un mestizaje negativo, o sea, una creencia imperiosa en la superioridad de una raza sobre otra, y la subsiguiente exaltation del primero y supresidn del segundo.17 Para el Capitan Quiros, es la parte blanca, europea, de si mismo la que deberfa ser exaltada—a trav6s de una asociacion directa con el estado

igualmente orientado—y la parte de color (en este caso probablemente indi'gena) la que deberfa ser suprimida. En su ensayo, "La dialectica hambre-agresion en Chambacu: corral de negros" Sylvia G. Carullo escribe: "No s61o el odio y el desprecio del mestizo hacia el negro alientan los £nimos del Capitan instandolo a actuar con marcada inhumanidad. La satisfaction de un posible ascenso en su carrera militar es un estfmulo importante para su espfritu cruel y calculador."18 Surge aqui de manera exph'cita la simultaneidad de la dinamica que esta en la rai'z de un mestizaje negativo: una simultanea supresion y exaltation, un vilipendio (de lo que se encuentra mas distante del mundo autorizado) e identification (con el estado pigmentocratico).

Desde luego, en esta misma liga de personajes que rehusan cualquier forma de si'ntesis complementaria, o mestizaje positivo, se encuentra Jose Raquel. Igual que el Capitan Quiros, Jose Raquel anhela identificarse con un absoluto—espetificamente, con un absoluto bianco. Yvonne Captain-Hidalgo clasifica a Jos6 Raquel con otros personajes dentro de la obra de Zapata Olivella que demuestran esta misma disposition, refiriendose a estos como "the black characters who are most

psychologically damaged by their desire to be white." Captain-Hidalgo observa: "[Jose Raquel] marries a woman simply because she is white and foreign and represents the power and status lacking in his life. He brings Inge to Chambacu and abandons her,

remembering this Swedish woman only when she is socially and politically useful to him."19 Las repetidas frustraciones de Jose Raquel y la resultante pesadumbre experimentada por sus parientes, su comunidad, e Inge sirven de triste testamento de las consecuencias reales de un mestizaje negativo.x

Se ha intentado demostrar la profunda y amplia polivalencia con la cual Zapata Olivella ha "pintado" su novela. Han sido sefialados varios indicios de un

claroscuro esencial, un mestizaje cromatico, cultural y mitologico basado en una heterogeneidad de valores que satura toda la novela. La luz, la tierra, la oscuridad, el agua: todos se presentan con diversas caras, y diversos corazones. La luz puede ser el resplandor tenue y etereo sobre el imagen de madera de la Virgen, o puede ser el

ardiente odio aniquilador del suefio del Capitan. Puede ser la llama en el alma de la Cotena, la lucida

perseverancia de Inge hacia el mejoramiento del pueblo, o el ominoso "brillo rutilante que encegueci'a" de "las bayonetas [que] respiraban al sol" (230). Puede ser la faz expuesta de la tierra chambaculera bajo el sol infatigable —tierra abrasadora que solo sirve "para enterrar vivos." La oscuridad, igualmente ubicua en la novela, puede ser la larga noche que empezri hace cuatrocientos aflos con el principio de la esclavitud, cuyas repercusiones siguen destruyendo. Asimismo, puede ser el cfrculo vicioso dentro del cual se encuentra Jose Raquel—endrogado, alcoholizado y violento. Lugubre tambien es el aire que respiran los chambaculeros, plagado de soledad. Oscura es esa maldita tierra flotante, violentamente asoleada, cuyo unico refugio es el agua de los manglares, (tan nutritiva como una placenta, aunque a la vez sfmbolo de origenes enturbiados). Umbrosa es la Virgen de la Candelaria cuando, con la faz tiznada de holh'n, decide no salvar al marido de la Cotena, al padre de Maximo, Cri'spulo, Jose Raquel, Medialuna y Clotilde. Umbrosa tambien es Inge cuando, ojeando las maletas

pcrmanentemente hechas y la cercam'a del puente, contempla la posibilidad de huir de las relaciones mas profundas que en su vida habi'a desarrollado. Oscuro es el mismo fuego, empleado en los suenos malignos del Capitan Quirds. Oscuro es el mismo sol, visto a trav6s de los ojos de la Cotena, fatigados y azufrados por los fracasos y la anemia. De hecho, la trasposicion de valores normalmente asociados con "luz" y "sombra" es tan aguda en Chambacu: corral de negros que

frecuentemente las sombras son fuerzas mas vitales que

los mismos seres vivientes. Es tan intensa esta transferencia de los valores intrinsecos de varias

propiedades abstractas que penetra hasta el nivel instintivo de las bestias. El narrador relata que, al entrar "Mauretania," el perro de Crispulo, al patio donde estaban los gallos, "Su sombra, mas que su presencia, espanto a los gallos finos."

En el fondo, por haber expuesto dichos modelos dialecticos y luego haber demostrado cuidadosamente la penetrante contaminacion de cada polaridad con su contrario, Zapata Olivella efectivamente ha creado una novela cuya aplicabilidad universal se basa en lo

particular, y viceversa. Semejante desplome dialectico es, sin duda, una de las mayores proezas no

exclusivamente de Zapata Olivella, sino de todo arte resonante en general. De tal manera, Zapata Olivella derrumba la autonomi'a falsa de valores polarizados, de AFRO-HISPANIC REVIEW FALL 2000

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contrarios m'tidos. Ha permitido la copulacion necesaria —hasta inevitable— entre los rudos mitos de barbarie y civilizacidn, Africa y Europa, Chambacu y Manga, maldad y santidad, luminosidad y oscuridad, agua y tierra, soledad y comunidad. Transplantando la tccnica de pintura al medio literario, el autor ha ejecutado un formidable efecto de claroscuro, insertando rasgos normalmente asociados con cierto valor o estado dentro

del vientre de su opuesto. Curiosamente, el producto final demuestra una combinacidn extrafia de algo inacabado mezclado con la estabilidad de algo logrado — caracteristica ti'pica de cualquier proceso hfbrido. En su obra no novelesca titulada Levdntate, Mulato!, Zapata Olivella se dirige al "trapiche de la aculturacidn y mestizaje [del negro] con el europeo y el indfgena," y escribe: "Resultado de ellos es el nuevo hombre de

America en cuyas venas y culturas las razas estan tan mezcladas que nadie podra amputarlas sin destruirlo."21 Analogicamente, el exito de Chambacu: corral de negros yace en que el mestizaje entre polaridades ha sido tan enredado, la contamination tan plena, que se olvida que era qu6: iQu6 ilumina m£s, la luz o la sombra? ^Cual

ahoga, el mar o la tierra? i,De qu6 color son las

palpitaciones del corazdn humano? De tal manera,

Zapata Olivella despefia el supuesto absolutismo

categorico, espirando desde las ruinas el irreducible olor a mestizo, a americano.

Notas

'Manuel Zapata Olivella, Chambacu: corral de negros (1990), Bogota: Rei Andes, 195. Cito por esta edicion.

2Aida Heredia, "Figuras arquetipicas y la armonfa racial en Chambacu: corral de negros de Manuel Zapata Olivella," Afro-Hispanic Review 6.2 (1987): 3.

3"En 1950, el presidente Laureano G6mez ordeno reclutar soldados colombianos para que lucharan junto a los norteamericanos en contra de los comunistas en Corea. Este contingente se conoce como el "Batallon Colombia" y su reclutamiento origin6 numerosas protestas tanto en el pais como en el extranjero." (Nota del redactor Jose Luis Diaz Granados de la presente edickin, 34).

"Uriel Ospina, Sesenta minutos de novela en Colombia (sin fecha), Bogot6: Editorial Retina, 128.

5En una nota al pie de la p£gina, Josfi Luis Diaz Granados describe a la Virgen de la Candelaria de tal manera: "Virgen de las candelas. Imagen milagrosa de la Virgen venerada por los creyentes afroamericanos." (Chambacu: corral de negros 67).

6En otra ocasi6n, el narrador se refiere a la Virgen de la Candelaria como "la virgencita de rostro ahumado."

(Chambacu: corral de negros 38).

7Tambien sus referencias a la sombra sugieren un concepto monovalente, basado en una simbologia junguiana. Explica Heredia: "Los factores antag6nicos que rigen a los habitantes de Chambacu revelan el caracter contrastivo que opera en el ser humano, que en terminos junguianos se denomina como arquetipo de la sombra. En el se encuentran los componentes psi'quicos que llevan a una conducta subversiva considerada como la naturaleza animal

del hombre. Esta imagen se identifica a su vez con el arquetipo de lo malo, del enemigo" (Heredia 4). Este

arquetipo, afirma Heredia, es encamado principalmente en la novela en el Capitin Quin5s y Jos6 Raquel. (Para el tratamiento mis explfcito de "la sombra" respecto al ego, animus, y anima, vdase el estudio de Jung intitulado "Aion: Researches into the Phenomenology of the Self," The Collected Works of C. G. Jung, Vol. 9.ii, parrafos 1-42; traducido por F. C. Hull. Princeton: Princeton University Press, 1969).

Sin embargo, resulta imperativo destacar que dicha monovalencia conceptual del agua y la sombra, tal como son presentados por Heredia, representa solo un elemento de su opimo y complejo analisis de esta novela. En sus propias palabras, Heredia explica: "La interpretacion de imagenes arqueti'picas en Chambacu: corral de negros revela una visidn esperanzadora del mundo creado que se origina en el elemento transformativo del nucleo de los arquetipos. El enfoque de la novela estriba en la transformacion psiquica que opera en los personajes que luchan por el respeto y la eliminacion de la explotaci6n de su raza. Mediante el proceso de transformacion el individuo descubre su verdad rntima, adquiriendo asf una vision menos confusa de la realidad objetiva" (Heredia 7). Y concluye con la perspicaz oracion: "El proceso de transformacion o individuacion de los personajes de Zapata Olivella es de suma importancia a su ideologfa de la igualdad de razas, puesto que una vez logrado un orden simbolico de superioridad personal el ser no admite ningun tipo de diferencias propias de la formation de fuerzas antagonicas" (Heredia 8). O sea que la opresirin estatal y social a la cual se refieren frecuentemente ciertos personajes de la novela (especialmente Maximo) es solamente la manifestation de una negatividad unida — de un agrupamiento de individuos que no han logrado dentro de si mismos el "orden simbolico de superioridad personal" del cual habla Heredia.

"Heredia 4.

'Mircea Eliade, The Sacred and The Profane: The Nature of Religion (1959), New York: Harcourt Brace and Company, 130. (Las palabras en bastardillas aparecen asf en el original).

'"Eliade 131.

"Desde luego, alguna ambivalencia simbolica tiene que tener la tierra. De hecho, es el medio encima del cual viven —aun miserablemente— los chambaculeros, el que soporta AFRO-HISPANIC REVIEW FALL 2000

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sus chozas, y con la cual cultivan sus pequenas siembras. O sea, sf reciben algun bien de la tierra, aunque no haya

referencia explfcita en la novela.

12La presencia e importancia de los gallos de pelea en Chambacu: corral de negros es central a la novela, pues reflejan directamente las acciones y actitudes de los mismos chambaculeros. Ademis, los enemigos de los gallos son las ratas inmensas y hambrientas que siempre estan a punto de atacar, simb61icas de las fuerzas socio-poh'ticas

dominantes. Por lo tanto, la asociaci6n entre el gallo y el humano en Chambacu: corral de negros seri'a un tema

bastante complejo y fascinante para dedicar un estudio completo. (A1 respecto, se podria considerar el ensayo de Clifford Geertz intitulado "Deep Play: Notes on the Balinese Cockfight" en The Interpretation of Cultures). En particular, el aspecto del chambaculero como canibal y la representacion del gallo como canibal recurre a una base

historica. En cuanto se refiere a la violencia en la novela,

escribe Marvin A. Lewis: "los protagonistas de Corral de Negros tienen siglos de historia, trabajo y luchas en las cuales basan su reaccion." (Marvin A. Lewis, "La

trayectoria noveh'stica de Manuel Zapata Olivella: de la opresidn a la liberacion," en Ensayos de literatura

colombiana, comp. por Raymond L. Williams (1984), Quirama: Plaza y Jan6s, 142). Esto se podria yuxtaponer con la tesis de Michael Palencia-Roth, que subraya la etimologi'a de "canibal": "caribe." Escribe Palencia-Roth: "Los canfbales no son unicamente islenos. Tambien entre

1499 y 1503, en lo que hoy dfa es el norte de Colombia y Venezuela [...] se encuentran bastantes antropofagos"

(129). Y concluye: "iQue fue el Nuevo Mundo? Fue el mundo de los antrop<5fagos. lY quien fue el Nuevo Hombre? Fue un antrop6fago, un canibal, un caribe [...] Para nosotros, los latinoamericanos, las consecuencias de vivir en un mundo que en alguna epoca se habia considerado como el mundo de los antropofagos son enormes" (Michael Palencia-Roth, "La Ley de los Canfbales, Cartagena y el Mar Caribe en el Siglo XVI", en De Ficciones y Realidades: Perspectivas Sobre Literatura e Historia Colombianas, comp. por Alvaro Pineda Botero y Raymond L. Williams (1989), Bogota: Tercer Mundo Editores, 136).

"Elizabeth Southerland, The Youngest Revolution (1970), New York: The Dial Press, 162.

'■"Richard L. Jackson, Black Writers in Latin America (1979), Albuquerque: University of New Mexico Press, 14.

■'Richard L. Jackson, The Black Image in Latin American Fiction (1976), Albuquerque: University of New Mexico Press, 92.

,6Quizas la actitud de Zapata Olivella hacia el mestizaje y la hibridez cultural y racial en las Americas se encuentre delineada de manera mas explfcita en su obra Levant ate, Mulato!, al cual se hara referencia mas abajo. Zapata Olivella tambien se dirige a dicho tema en su ensayo intitulado "La tradition oral, una historia que no envejece,"

y escribe: "Lo que ha unido el molino de la formacidn social no puede ser separado caprichosamente por el mds sofisticado disecador de la historia. Desde luego, tampoco podran hacerlo quienes en su afan de afirmacion etnica, pretendan resucitar del foso del pasado, los abismos que separaron el amo, el esclavo, el indio y el encomendero en los comienzos de nuestra sociedad. Para mal o para bien, las etnias en nuestro pais son hermanas siameses cuyas sangres, espi'ritus y cuerpos marchan al unfsono aunque cada una de ellas tenga su rostro, sus aspiraciones y punos." (En El negro en la historia de Colombia: Fuentes escritas y orales. Fondo Interamericano de Publicaciones de la Cultura Negra de las Amdricas. UNESCO-FCIF, 1983, 125).

"Vease la definici6n propuesta arriba por Richard L. Jackson.

''Sylvia G. Carullo, "La dialectica hambre-agresi6n en Chambacu: corral de negros," Afro-Hispanic Review 2.3 (1983): 20.

"Yvonne Captain-Hidalgo, The Culture of Fiction in the Works of Manuel Zapata Olivella (Columbia: University of Missouri Press, 1993), 24, 72.

2DComo ya se ha mencionado, esta pesadumbre culmina

en la muerte de su hermano, Maximo, en la ultima escena de

la novela (Chambacu: corral de negros 230-231). 21Manuel Zapata Olivella, ;Levantate mulato!: "Por mi raza hablara el espiritu" (1990), Bogota: Rei Andes, 335.

Obras Citadas

Captain-Hidalgo, Yvonne. The Culture of Fiction in the Works of Manuel Zapata Olivella. Columbia: University of Missouri Press, 1993.

Carullo, Sylvia G. "La dialectica hambre-agresion en Chambacu: corral de negros " Afro-Hispanic Review 2:3 (1983): 19-23.

Eliade, Mircea. The Sacred and The Profane: The Nature of Religion. New York: Harcourt Brace and Company, 1959.

Geertz, Clifford. "Deep Play: Notes on the Balinese Cockfight," The Interpretation of Cultures. New York: Harper Collins Publishers, 1973.

Heredia, Aida. "Figuras arquetfpicas y la armom'a racial en Chambacu: corral de negros de Manuel Zapata Olivella," Afro-Hispanic Review 6:2 (1987): 3-8.

Jackson, Richard L. Black Writers in Latin America. Albuquerque: University of New Mexico Press, 1979.

. The Black Image in Latin American Fiction. Albuquerque: University of New Mexico Press, 1976. Lewis, Marvin A. "La trayectoria novelfstica de Manuel

Zapata Olivella: de la opresion a la liberacion," en Ensayos de literatura colombiana, comp. por Raymond L. Williams. Quirama: Plaza y Janes, 1984.

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Ospina, Uriel. Sesenta minutos de novela en Colombia. Bogota: Editorial Retina, (sin fecha).

Palencia-Roth, Michael. "La Ley de los Cam'bales, Cartagena y el Mar Caribe en el Siglo XVI," en De ficciones y realidades: perspectivas sobre literatura e

historia colombianas, comp. por Alvaro Pineda Botero y Raymond L. Williams. Bogota: Tercer Mundo Editores,

1989.

Southerland, Elizabeth. The Youngest Revolution. New York: The Dial Press, 1970.

Zapata Olivella, Manuel. Chambacu: corral de negros. Bogota: Rei Andes, 1990.

———. "La tradici6n oral, una historia que no envejece," en El negro en la historia de Colombia: Fuentes escritas y

orales. Fondo Interamericano de Publicaciones de la

Cultura Negra de las Americas. UNESCO-FC1F, 1983. . /Levantate mulato!: "Por mi raza hablard el

esptritu." Bogota: Rei Andes, 1990.

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